ARQUITECTURA SOCIAL
Ensayo sobre la incidencia cultural de la unidad residencial
Marco Fidel Suarez (Torres de Bomboná)
La urbanización Marco Fidel Suarez, construida en 1978 por el
Instituto de Crédito Territorial y diseñada por el Arquitecto Eduardo Arango,
ha sido uno de los conjuntos residenciales más exitosos de la ciudad de
Medellín no sólo por sus amplios apartamentos sino porque con su excelente
implantación en el lugar y con su propuesta de espacio público, logró la
apropiación de la gente y un ambiente cultural.
- Cultura y civilización
Es preciso aclarar los conceptos de cultura y civilización, que
tienden a ser confundidos ya que ambos tienen una característica en común: la
sociedad. La civilización proviene de la palabra civitas=ciudad y se refiere a
todos los elementos que conforman una ciudad, su organización política, social
y económica. La cultura es uno de los elementos que conforman una civilización.
La cultura proviene de la palabra latina cultüra y significa
tendencia a cultivarse. Podría definirse como todos los elementos que utiliza
el hombre para superarse, ya sea espiritual o intelectualmente, lo que sugiere
que puede ser aprendida y transmitida.
Para el intelectual inglés Raymond Williams y la concepción
humanista “la cultura se describe como los trabajos
y prácticas de actividades intelectuales y específicamente artísticas, como
música, literatura, pintura, escultura, teatro y cine.” [1]
Con lo anterior deducimos que la cultura se
refiere al cultivo del alma a través de las artes y las ciencias y será el
concepto usado en este texto, ya que lo que pretendo argumentar es que con
adecuados diseños arquitectónicos y urbanísticos se pueden cambiar las
costumbres de las personas; individuos con formación artística e intelectual
son individuos con valores y criterio para la construcción de una mejor ciudad.
Sigfried Giedion, en su texto: Architecture,
you and me, reclama la recuperación de un sentido de comunidad perdido que
debería volver a reflejarse en los espacios y edificios públicos.[2]
Haciendo una crítica a la arquitectura moderna, enfatiza en la importancia de
esos espacios para las relaciones interpersonales y el intercambio de
conocimientos. Es imprescindible contar con espacios públicos que promuevan las
actividades culturales y el interés de las personas por enriquecer sus mentes.
Alvar Aalto indicaba: "Los
problemas más difíciles no surgen de la búsqueda de una forma para la vida
actual, sino más bien del intento de crear formas que estén basadas sobre
verdaderos valores humanos."[3].
- Arquitectura, vivienda
colectiva y cultura.
Indudablemente la arquitectura cumple un papel funcional,
estético y social. Pero en las últimas décadas, los sistemas económicos y el
deseo del poder han llegado al límite de subyugar al propio ser humano, la
arquitectura ha sido una de las víctimas de este fenómeno y en nuestra ciudad
se había convertido hasta hace poco en un aspecto exclusivamente funcional,
afectando notablemente la calidad de vida.
Ahora Medellín le está apostando a una
transformación social desde la construcción de equipamientos educativos y
culturales, unidades para el encuentro ciudadano con espacios públicos de
calidad, ¿No debería estar incluida en este cambio la vivienda colectiva, conjuntos
residenciales que promuevan actividades culturales?
La vivienda es uno de los lugares más
importantes en la formación de una persona, pues es el contexto en el que vive
y crece un individuo. Carlos Mario Yory indica “La actual pérdida de
sentido y significado del habitar humano, ha llevado a nuestra sociedad a
confundir el hondo sentido del habitar, con el simple problema de ocupar un
espacio”.[4]
Habitar representa colmar de sentido un espacio, transformarlo
en lugar, apropiarse de él, no hay mejores
ejemplos para ilustrar este hecho que unidades residenciales como Las Torres de
Bomboná, La Villa de Aburrá y el Carlos E. Restrepo, que se han convertido en
pequeñas aldeas abiertas a la ciudad donde se vive un ambiente diferente por la
inclusión de espacios que aportan a la formación cultural de sus habitantes, la
vida comunitaria y la participación. Este es el verdadero sentido de la
arquitectura: servir como medio para un crecimiento integral del hombre. “La
contemplación de las obras de los arquitectos finlandeses me han servido de
consuelo y de esperanza…respetan los valores esenciales del hombre y del mundo
que nos rodea. Saber tener en cuenta estos valores es adoptar una postura
correcta (ética más que estética) en el ejercicio de nuestra profesión”[5]
Disciplinas como la neuro-arquitectura, estudian los efectos
anímicos y psicosociales que pueden producir las edificaciones en las mentes
humanas. “Se trata de considerar cómo cada aspecto de un entorno arquitectónico
podría influir sobre determinados procesos cerebrales, como los que tienen que
ver con el estrés, la emoción y la memoria”, dice Eve Edelstein, Ph.D.,
profesora asociada de la New School of Architecture & Design en San Diego.[6]
Esta concepción es un notorio acercamiento a la influencia de la arquitectura
en las sociedades y un determinante que nos incentiva a pensar en cómo nos
afecta el lugar que habitamos.
- Las Torres de Bomboná
Vs. La oferta de vivienda colectiva actual.
Si observamos detenidamente lo que nos ofrecen las inmobiliarias
en materia de vivienda colectiva, encontramos urbanizaciones cerradas, con
piscina, zona de juegos infantiles, zonas verdes, gimnasio, turco, jacuzzi,
zona BBQ, placa polideportiva y pista de trote. Interesantes espacios que resaltan
la importancia social actual de la imagen y el culto al cuerpo. ¿Esto es lo que
queremos seguir construyendo? ¿Cuerpos hermosos, mentes vacías, almas sin vida,
robots consumistas?
Tenemos uno de los mejores ejemplos que desenfocan este entorno
tan superficial y sin carácter, La unidad residencial Marco Fidel Suarez
(Torres de Bomboná), con su plazoleta central, un lugar que conquista por su tranquilidad, de espacios ortogonales,
rodeada de jardineras con palmeras y arbustos, invita al encuentro ciudadano y
a la interacción de los habitantes de la unidad residencial. Es un modo de
relación interior-exterior de carácter socio-cultural a través de un gesto
arquitectónico.
La doble plataforma, exitosa estrategia para aislar la vivienda
del espacio público y emplazarse adecuadamente en el lugar, permite el contacto
con el comercio y los servicios que apoyan el uso residencial, algunos de esos
locales se han convertido en lugares que promueven la música en vivo y por lo
tanto el fortalecimiento de las artes.
El pequeño teatro al aire libre, situado en un nivel inferior
para la ubicación de las graderías, es la puerta de entrada al Teatro
Porfirio Barba Jacob, un espacio creado en el año 1994 que pretende generar
encuentros útiles con el pensamiento contemporáneo, es un equipamiento cultural
de apoyo a la vivienda colectiva que ha generado un ambiente tranquilo y
educativo. Las graderías, un pequeño espacio donde las personas pueden
interactuar a través de actividades artísticas como la cuentería y el teatro,
de una manera pública y libre.
Las 3 torres de 22 niveles, con sus formas pesadas, robustas,
rectas, de colores pálidos y ventanas incontables, contienen amplios y
numerosos apartamentos, densificando la zona en altura y conformando un espacio
de calma, un entorno saludable, un aire cultural en medio del agitado centro de
la ciudad.
Las Torres de Bomboná son un ejemplo de diseño arquitectónico
pensado para el desarrollo social y cultural de la civilización, que después de
35 años se ha convertido en un hito para la ciudad, un lugar de sanos
encuentros que promueven la integridad del ser humano.